Los ejercicios nucleares de Rusia

Desde este espacio hemos dado cuenta de los crecientes riesgos globales asociados al eventual colapso del frente ucraniano, dado que se han quedado sin gente para pelear. La desesperación de algunos miembros de la OTAN y de los neoconservadores en Estados Unidos puede provocar que cometan algún error de terribles consecuencias para la humanidad.  

En este sentido, en un artículo de Andrew Korybko, distribuido a través de su Substack el 6 de mayo, y titulado “Los ejercicios de armas nucleares tácticas de Rusia están destinados a disuadir una intervención de la OTAN en Ucrania” se presenta un sombrío panorama para las posibilidades de un fin del conflicto armado, y por el contrario, deja en claro que los riesgos siguen en aumento día con día ahora con el tema nuclear reiteradamente en la mesa.

La agencia de noticias rusa, Sputnik, informó el lunes 6 de mayo que el Estado Mayor ruso se está preparando para llevar a cabo ejercicios para practicar el uso de armas nucleares tácticas, después de que la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Zakharova, advirtiera durante el fin de semana que los ejercicios militares denominados «Defensor firme» llevados a cabo por la OTAN son posibles preparativos para una guerra con Rusia.

El diario La Repubblica de Italia también informó durante el fin de semana que la OTAN podría intervenir convencionalmente en Ucrania si Rusia ingresa a territorio ucraniano desde Bielorrusia o si lleva a cabo “provocaciones” contra sus estados miembros.

Estos acontecimientos se producen después de que el subjefe de la Dirección Principal de Inteligencia del Ministerio de Defensa de Ucrania (GUR), Vadym Skibitsky, dijera a The Economist la semana pasada que las líneas del frente pronto podrían colapsar, lo que se alinea con el peor escenario previsto por el Comité de Inteligencia de Ucrania desde finales de febrero.

También vale la pena mencionar tres puntos: 1. Que el presidente francés Emmanuel Macron acaba de reafirmar su amenaza de intervenir en Ucrania (muy probablemente alrededor de Odessa) si se da ese caso, 2. Que Polonia ya no descarta hacer lo mismo, y 3. El primer ministro ucraniano acaba de decir que podría solicitar tropas de la OTAN.

No sorprende entonces que Rusia interpretara estas señales como una condición previa para que el público occidental aceptara esa posibilidad, razón por la cual su Estado Mayor se está preparando ahora para llevar a cabo simulacros para practicar el uso de armas nucleares tácticas. El informe de La Repubblica afirmó que la friolera de 100,000 tropas de la OTAN podrían inundar Ucrania si se toma la decisión, y que la única forma realista de impedir que vayan más allá del río Dnieper y choquen directamente con las tropas rusas es utilizar armas nucleares tácticas en defensa propia.

Todo avanza tan rápido que nadie puede decir con certeza exactamente qué sucederá o no, pero un recordatorio de los intereses de cada parte tal como los conciben sus líderes podría ayudarles a tener una mejor idea de cuán probables podrían ser ciertos escenarios.

Rusia quiere desmilitarizar y desnazificar a Ucrania mientras la OTAN quiere frenar a Rusia, sin que ninguno de los dos pueda alcanzar sus máximos objetivos en este sentido. La variable que cambiará el juego, sin embargo, será lo que cada uno haga si las líneas del frente colapsan.

Rusia al menos tomará medidas para asegurar todas las fronteras administrativas de sus cuatro regiones recientemente reunificadas, pero podría ir más allá y potencialmente abrir también más frentes en el norte (ya sea desde Bielorrusia y/o alrededor de Sumy-Kharkov) para lograr tanto como sea posible de sus objetivos antes mencionados. Si eso sucediera, entonces la OTAN podría entrar en pánico dependiendo de qué tan lejos y rápido avance Rusia, lo que serviría para justificar cualquier pretexto que inventen para comenzar una intervención convencional en Ucrania.

El dilema de seguridad entre la OTAN y Rusia, que enmarca la secuencia de acontecimientos antes mencionada, empeoraría sin precedentes, ya que Rusia podría entrar en pánico dependiendo de cuán lejos y rápido avance la OTAN. El bloque podría simplemente ocupar todo el oeste del río Dnieper, pero también podría cruzar el río y colocar sus fuerzas en posición para atacar a Rusia. Cualquier movimiento percibido en esa dirección, y mucho menos uno real, podría llevar a Rusia a prevenirlo con armas nucleares tácticas. Si son lanzadas, entonces el mundo entero cambiará.

La forma más eficaz de desactivar este dilema de seguridad apocalíptico es que un tercero neutral, como India o el Papa, medie entre cada lado y descubra sus intenciones para pasar la información al otro bando. Si Rusia no planea marchar sobre Kiev una vez más y la OTAN no planea cruzar el Dnieper, entonces ninguno de los dos podría entrar en pánico y reaccionar exageradamente cruzando inadvertidamente las líneas rojas del otro. Entonces podría producirse una retirada militar ucraniana semiordenada sobre el Dnieper para desmilitarizar el este como zona de amortiguamiento.

Ése sería el mejor de los escenarios para reducir la intensidad de estas peligrosas dinámicas, aunque, por supuesto, no puede darse por sentado, ya que actualmente nadie está mediando entre ellos, y uno u otro bando podría mentirle a quien lo haga para engañar a su oponente. Sin embargo, es de esperar que alguien dé un paso adelante para intentarlo antes de que el frente colapse y sus nobles esfuerzos sean sinceramente bienvenidos por ambas partes, ya que la renuencia a hacerlo podría condenar al mundo a la destrucción total en el peor de los casos.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En X: @alejandrogomezt

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