El fin del juego en Ucrania, parte II: Cómo termina el conflicto

Cada vez más funcionarios europeos y países de la OTAN están de acuerdo en permitir que Ucrania utilice armas suministradas por Occidente para atacar profundamente dentro del territorio ruso. Entre los últimos en hablar abiertamente sobre esto se encuentran el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, el jefe de política exterior de la Unión Europea (UE), Josep Borrell, y el gobierno de Suecia, que es el estado miembro más reciente de la alianza de la OTAN.

Como respuesta, el presidente ruso Vladimir Putin emitió el martes 28 de mayo, una de sus advertencias más espantosas hasta el momento, advirtiendo a Europa al comentar sobre su posesión de pequeñas áreas de tierra y centros poblacionales densamente habitados. La amenaza velada es muy siniestra, especialmente a la luz del hecho de que Rusia acaba de concluir ejercicios nucleares tácticos cerca de Ucrania.

Putin dijo a los periodistas reunidos en Tashkent durante una visita oficial al país de Asia central, Uzbekistán, que es una ex república soviética: «La escalada constante puede tener consecuencias graves».

También insinuó la perspectiva de una guerra nuclear al plantear: «Si estas graves consecuencias ocurren en Europa, ¿cómo se comportará Estados Unidos, teniendo en cuenta nuestra paridad en el campo de las armas estratégicas?»

«Es difícil decir: ¿quieren un conflicto global?» Putin cuestionó, advirtiendo que el ataque de Ucrania a territorio ruso con armas de largo alcance suministradas desde el exterior haría que Occidente se involucrara directamente en el conflicto.

Al leer sobre esto, recordé el artículo del economista Tuomas Malinen, publicado el 26 de mayo en el sitio de The Burning Platform, titulado “El final, parte II: Cómo termina el conflicto en Ucrania”, en el que se presentan cuatro escenarios para el “final” de la guerra ruso-ucraniana, y que están íntimamente relacionados a la forma como la OTAN se está comportando. Ellos son:

La mayoría abrumadora (paz).

La mayoría inamovible (guerra más amplia).

Cambio de régimen en Rusia (conflicto arriesgado).

Tercera Guerra Mundial (holocausto nuclear).

Los escenarios se concentran en lo que mueve a la Alianza del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Más precisamente, abordan si la OTAN está siendo impulsada por decisiones simplemente erráticas (estúpidas muchas de ellas) o si es un agresor con un plan en mano.

El artículo de Mailen menciona que naturalmente, los dirigentes de un país tienden a menudo a imitar la cultura y las características nacionales. Las acciones espontáneas del actual líder ruso, el presidente Vladimir Putin, no son anomalías en la historia rusa. Muchos líderes rusos, desde Iván el Terrible hasta Char Pedro I y, posteriormente, Stalin y otros líderes de la Unión Soviética han librado guerras invasivas y actuado de manera muy reactiva.

Es así que podemos mencionar que la demonización de Rusia surge principalmente de dos fuentes:

La gente de Occidente no entiende a Rusia y por eso le teme, y la

Propaganda de guerra.

En esta entrada se abordan ambos puntos. En primer lugar, se analiza la experiencia finlandesa con Rusia, que debería servir como lección reconfortante para el resto del mundo, y cómo se podría aplicar a la situación actual en Europa. Luego, se presentan cuatro escenarios para el final de la guerra ruso-ucraniana.

La experiencia finlandesa

Los finlandeses libraron dos guerras contra Rusia, más precisamente contra la Unión Soviética. La Unión Soviética fue, o se convirtió, en un gigante militar durante la Segunda Guerra Mundial. Se ha dicho que antes de la Operación Barbarroja, por ejemplo, la fuerza aérea de la Unión Soviética era mayor que la del resto del mundo. La purga del Ejército Rojo, llevada a cabo por el entonces dictador de Rusia Jose Stalin en 1937, redujo la moral y la eficiencia del ejército soviético justo antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial. Esto fue visible en la Guerra de Invierno que se libró entre Finlandia y la Unión Soviética entre el 30 de noviembre de 1939 y el 13 de marzo de 1940.

El ejército finlandés, seriamente mal equipado, infligió pérdidas devastadoras al Ejército Rojo casi exclusivamente con «Sisu». Después de que las tropas finlandesas detuvieran todo avance de una abrumadora fuerza invasora rusa a finales de diciembre, el alto mando soviético pasó a repensar y reagruparse. El 1 de febrero de 1940, el Ejército Rojo inició su aplastante ataque contra unos defensores finlandeses ya debilitados. La heroica resistencia de los soldados finlandeses y la creciente presión internacional salvaron a Finlandia, aunque perdió alrededor del 12% de su territorio.

Las guerras entre Rusia y Finlandia no terminaron con la Guerra de Invierno, porque Finlandia participó en la Operación Barbarroja como aliado no oficial de la Alemania nazi. A continuación un extracto del artículo de Tuomas Malinen sobre Finlandia y la OTAN publicado en el portal Epoch Times:

La Guerra de Invierno fue en gran medida bilateral, causada por reclamos territoriales del entonces líder de la Unión Soviética, Joseph Stalin, y la enmienda secreta del pacto Molotov-Ribbentrop que colocó a Finlandia bajo la “esfera de influencia” soviética. La Guerra de Continuación se libró junto a la Alemania nazi en un esfuerzo por recuperar territorios perdidos en la Guerra de Invierno. En realidad, Finlandia tenía muy pocas opciones bajo las limitaciones creadas por la guerra europea en curso. Había una amenaza constante de una invasión soviética, y Finlandia poseía el mayor depósito de níquel conocido en Europa en Petsamo, el “brazo” norte de Finlandia, que tanto Hitler como Stalin buscaban controlar. Por tanto, tuvo que unir fuerzas con Alemania o afrontar una posible nueva invasión soviética. Las guerras provocaron la pérdida de alrededor del 12 por ciento del territorio de Finlandia, incluido Petsamo.

Después de las guerras, los presidentes finlandenses Juho Paasikivi y Urho Kekkonen formularon una línea política de neutralidad pasiva llamada doctrina Paasikivi-Kekkonen. Se basó en el “factor miedo” que Finlandia adquirió durante las dos guerras y la coexistencia amistosa. Si bien Finlandia perdió el 12% de su territorio, se ganaron el derecho a coexistir de forma independiente durante la Guerra Fría junto a la potencia militar más formidable que el mundo haya visto jamás.

Los finlandeses también entendieron que no se debía pinchar al oso ruso. Si bien puede parecer vulnerable y débil, no lo es, y se volverá mucho más peligroso si resulta herido. Es probable que nunca lleguemos a saber con certeza por qué Stalin perdonó a Finlandia después del Armisticio de Moscú después de la Guerra de Continuación, pero sabemos por qué la relación de Finlandia con Rusia (Unión Soviética) se volvió más próspera y amistosa, lo que nos lleva al presente problema al que se enfrenta Europa.

El problema de Europa

La mentalidad rusa no es tan compleja o caótica como muchos en Occidente la hacen creer. El liderazgo ruso busca aumentar su influencia en las regiones vecinas impulsado por el deseo de sentirse seguro o el bezopasnost. También es cierto que siguen la fuerza en lugar de la diplomacia. Finlandia consolidó su posición junto a la Unión Soviética al no convertirse en una amenaza y hacerse fuerte tanto económica como militarmente (es decir, una “píldora muy amarga” que Rusia debía tragar). Entonces, el éxito de Finlandia para coexistir y prosperar junto a Rusia (Unión Soviética) se basó en la fortaleza y el mantenimiento de relaciones amistosas con Moscú. Receta fácil.

El problema al que se enfrenta Europa ahora es doble. En primer lugar, después de que Finlandia se convirtiera en miembro de pleno derecho de la OTAN, Rusia se ha visto acorralada desde todos los lados de Europa por una fuerza que no considera pacífica, algo de lo que realmente no podemos culpar a los dirigentes rusos. Los anteriores líderes finlandeses sabían que si Finlandia se convierte en una amenaza para Rusia, las consecuencias serán nefastas. Los dirigentes ucranianos también debían saberlo, pero estaban claramente manipulados por los líderes occidentales. En segundo lugar, ahora podemos concluir que la OTAN no es lo que dice ser.

El futuro de Europa ahora básicamente pende de un hilo entre dos escenarios peligrosos de lo que realmente mueve a la OTAN, que pueden clasificarse como:

La OTAN, la errática y

La OTAN, el agresor.

Estas caracterizaciones se basan en acciones absolutamente irresponsables o deliberadamente agresivas tomadas por los líderes de la OTAN durante las últimas tres décadas y especialmente durante el año pasado. Se puede simplificar esto afirmando que, o los dirigentes de la OTAN subestimaron enormemente los recursos rusos y la devoción de sus dirigentes a la bezopasnost, o decidieron sobrepasar deliberadamente las líneas rojas de Moscú en un esfuerzo por crear un conflicto militar que engulliría a Europa.

A continuación, se esbozan los escenarios futuros desarrollados por Tuomas Malinen, basados ​​en los dos supuestos de los motivos de la OTAN. Muestran que los supuestos subyacentes (OTAN errática o agresiva) dominan los caminos futuros de Europa y del mundo, mientras que tres de los cuatro escenarios pueden terminar en el mismo aterrador resultado final, es decir, un holocausto nuclear.

La OTAN, la errática

En estos escenarios se asume que los dirigentes de la OTAN simplemente han cometido (están) cometiendo errores catastróficos y actualmente están inmersos en un esfuerzo desesperado por “salvar las apariencias” ante el inminente colapso de Ucrania. El autor se concentra en la respuesta política de la población común y corriente sobre cómo se desarrollará el futuro a través de una mayoría dominante y una minoría inamovible.

Escenario I: La mayoría abrumadora

El 4 de marzo de este año, el Ministro de Defensa de Finlandia, Antti Häkkänen, dijo en un discurso que pronunció en la inauguración del Curso de Defensa Nacional que “Es hora de reconocer los hechos. Rusia es una amenaza para todo el mundo democrático”. Tuomas Malinen argumenta que viniendo de el Ministro de Defensa finlandés, esto es lo más cercano que ese país puede llegar a una declaración de guerra sin tener que declararla realmente.

Este discurso fue una señal de que Finlandia está comprometida con una guerra contra Rusia. Naturalmente, es de esperarse que esta afirmación sea incorrecta. Sin embargo, esto es tan excepcional viniendo de un Ministro de Defensa finlandés que es difícil explicarlo por cualquier otro motivo (no es factible que aquí aplique el argumento de la extrema estupidez).

Si asumimos que los líderes de la OTAN y los países miembros simplemente están cometiendo errores, entonces este discurso puede considerarse catastrófico, porque es probable que Moscú lo tome como una señal o un “marcador” de planes futuros de agresión por parte de líderes de Finlandia y la OTAN. Esto significa que lo más probable es que Rusia comience a prepararse nuevamente para una guerra en su frontera noroeste. La frontera entre Finlandia y Rusia, y especialmente el istmo (península) de Carelia, ha sido uno de los principales «puntos críticos» de Europa durante siglos. Fue el principal campo de batalla de los imperios sueco y ruso desde la guerra ruso-sueca en 1475, hasta la guerra finlandesa en 1809, cuando Suecia finalmente perdió Finlandia ante Rusia, poniendo fin efectivamente al Imperio sueco. El istmo fue también el principal campo de batalla en las Guerras de Invierno y de Continuación.

Es obvio que ni la gran mayoría de los finlandeses ni de los europeos quieren una guerra, pero ¿podrían ser manipulados para que la peleen?

Naturalmente, el pueblo tiene la última palabra en todos los sistemas, porque si empiezan a rebelarse, ningún dictador podrá mantener a raya esa fuerza. ¿Podría haber una rebelión real contra el liderazgo errático, o incluso agresivo, de la OTAN? Por supuesto que podría, pero todavía no se ven tales señales, lo que no significa que no puedan aparecer, si (cuando) la guerra comienza a parecer inminente.

También existe la posibilidad de que los dirigentes de la OTAN estén buscando una salida al conflicto en Ucrania. Si este fuera el caso, una opinión pública que se volviera contra la guerra, incluso en porciones más pequeñas, podría brindar apoyo para que los líderes de la OTAN se retracten de sus decisiones erráticas anteriores y comiencen con un proceso de reducción de la tensión, al tiempo que salvan las apariencias en casa.

Teniendo en cuenta todo lo que está sucediendo, la evidencia es que se cometen demasiados errores para pensar que éstos son aleatorios. Y si los errores no son aleatorios, entonces son sistémicos (deliberados), lo que implica que la OTAN es el agresor. Sin embargo, antes de profundizar en eso, consideremos un escenario más.

Escenario II: La minoría inamovible

Es preocupante que muchos líderes políticos europeos parezcan apoyar, si no una guerra abierta, si una confrontación con Rusia. También hay una minoría muy ruidosa de europeos que exigen medidas más duras contra Rusia, mientras que algunos incluso abogan por una guerra más amplia.

En este segundo escenario, de la OTAN errática, estas fuerzas minoritarias prevalecen y controlan la narrativa pública y, por tanto, el conflicto, empujándolo hacia una guerra europea más amplia. Este escenario coincide con el de la Tercera Guerra Mundial que se describe a continuación. La diferencia es que en este escenario el mundo va a la deriva hacia una Tercera Guerra Mundial y la aniquilación nuclear que probablemente le seguiría, mientras que en el escenario que se presenta a continuación, una escalada deliberada de la OTAN enciende el conflicto. En este escenario, la escalada se presenta en forma de una retórica más dura hacia Rusia y el rearme, alimentando el conflicto, mientras que en el escenario de una escalada deliberada, la guerra nuclear se enciende por ir demasiado lejos o mediante un acto intencional. Tuomas Malinen no especula en detalle sobre los posibles acontecimientos militares que podrían conducir a este escenario, pero menciona que en algún momento, la escalada (naturalmente) conduce a una ampliación del conflicto.

La OTAN, el agresor

En los dos escenarios siguientes, el autor asume que el objetivo de la OTAN es forzar un cambio de régimen en Rusia o destruir la nación en una guerra. La motivación para estos objetivos puede surgir de tres fuentes, que pueden entrelazarse. Entonces, el objetivo final para el agresor de la OTAN puede ser:

Obtener el control de los vastos recursos minerales rusos,

Destruir la alianza euroasiática (y mantenerla así), y/o

Iniciar una guerra mundial, para que la élite global obtenga un control generalizado sobre las sociedades.

La opinión de Malinen es que todos estos motivos pueden actuar como impulsores, mientras que el último es altamente especulativo.

Escenario III: Cambio de régimen en Rusia

Es obvio que un holocausto nuclear no serviría al objetivo de este escenario, ya que evaporaría a la mayor parte de la población, la maquinaria y la infraestructura del mundo. Las principales ciudades y áreas quedarían inhabitables durante años, incluidos, muy probablemente, depósitos minerales en Rusia, Europa y Estados Unidos. Por eso podemos suponer que en este escenario la escalada del conflicto hacia una guerra más amplia en Europa no es el objetivo de la OTAN, pero es muy probable que conduzca a eso.

La probabilidad de que se produzca este escenario se puede considerar relativamente alta, teniendo en cuenta todo lo que ha sucedido en Ucrania y la tensión en Europa. Parece que la OTAN intentó aumentar lentamente la presión y causar grandes pérdidas a las fuerzas rusas. El “incidente de Prigozhing” también encaja con esta narrativa, ya que el “motín” comenzó durante la (fallida) contraofensiva ucraniana, lo que hace que parezca planeado de antemano. A menudo, cuando se han trazado tales planes para un golpe, uno tiene que llevarlos a cabo de todos modos, porque no hay forma real de retirarse. En este caso, el plan probable suponía que Prigozhin habría iniciado su marcha hacia Moscú después de devastadoras pérdidas rusas, lo que habría enfurecido a la población rusa y desmoralizado a las tropas. Nada de esto ocurrió, porque la contraofensiva de las AFU (Fuerzas Armadas de Ucrania) fracasó. Además, es probable que Yevgeni Prigozhin recibiera el apoyo de al menos algunas oficinas de inteligencia occidentales. Estos planes seguramente se habrían revelado en algún momento si Prigozhin no hubiera actuado según lo planeado. Por lo tanto, si bien no hay certeza de que un golpe de estado fuera parte de un plan occidental, eso es lo que parecía, y Prigozhin se vio obligado a llevarlo a cabo con el costo personal más extremo.

La pregunta que enfrentamos ahora es: ¿cuáles serían los próximos pasos de la OTAN para lograr un cambio de régimen? Dos escenarios se destacan sobre los demás:

Una carrera de rearme que devora los recursos económicos rusos, llevando al país a un colapso de adentro hacia afuera, similar a lo que le ocurrió a la Unión Soviética a finales de los años 1980.

Grandes conflictos en las regiones vecinas (Abjasia, Georgia, Kazajstán, etc.), que desestabilizan gran parte de Rusia.

Lo primero traería de vuelta los tiempos más oscuros de la Guerra Fría, mientras que lo segundo podría crear una Rusia altamente inestable. Naturalmente, ambas cosas pueden conducir al escenario extremo de un holocausto nuclear. Lo primero nos llevaría allí a través de alguna escalada, durante la cual se produce una detonación nuclear (por error o deliberadamente), lo que desencadena una guerra nuclear. En este último caso, el riesgo de una confrontación nuclear surge de que alguna facción extrema tome el poder en el Kremlin después del fracaso del régimen de Putin, y/o de que algunas armas nucleares caigan en posesión de dicho grupo después de tal evento. Este último era esencialmente el principal temor, después de que el colapso de la Unión Soviética empujó a las fuerzas militares rusas a un estado cercano a la anarquía.

Escenario IV: Tercera Guerra Mundial (holocausto nuclear)

Naturalmente, un holocausto nuclear es algo que la gran mayoría de la población no querría ver, pero ¿podría haber algunos que lo quisieran? Estos “locos” existen naturalmente entre nosotros, los humanos, pero la pregunta es: ¿podrían ocupar lugares clave en las organizaciones supranacionales, como la OTAN?

Si asumimos que esas personas no existen en el liderazgo de la OTAN ni en el liderazgo de los países que la dirigen (esencialmente Estados Unidos), las acciones agresivas de la OTAN aún podrían llevarnos a una confrontación nuclear. El liderazgo de la OTAN podría estar buscando, de manera muy agresiva, uno de los dos escenarios mencionados primero, es decir:

Obtener el control de los vastos recursos minerales rusos,

Destruir la alianza euroasiática (y mantenerla así).

El primero podría lograrse con el escenario de cambio de régimen descrito anteriormente. Esto último requeriría que no haya paz en Ucrania, lo que en esta situación (Ucrania ha perdido efectivamente la guerra) requiere que el conflicto se extienda. Esto significaría que algunos de los “países de primera línea”, es decir, Finlandia, los países bálticos o Polonia, intensifiquen su retórica (nótese que también es posible una “bandera falsa” que culpe a los rusos de algún grave incidente), desencadenando un conflicto directo entre la OTAN y Rusia. Si eso ocurre, existe una alta probabilidad de que en algún momento se utilicen armas nucleares, lo que provocaría un holocausto nuclear.

El conflicto nuclear probablemente surgiría de una falta de comprensión de las líneas rojas de la otra parte y/o de un error de cálculo. Rusia ha trazado una línea roja al incorporar las regiones orientales de Ucrania que ha anexado a la “madre” rusa. Cruzar esta línea probablemente conduciría a una confrontación nuclear. Los ciberataques a las TIC o a los sistemas energéticos que provoquen una devastación generalizada también podrían desencadenar una respuesta con armas nucleares. Además, en una situación en la que domina la propaganda de guerra, como ocurre ahora, aumenta el riesgo de reaccionar de forma exagerada.

Pero, ¿qué pasa si hay facciones en lugares clave del liderazgo de la OTAN que realmente presionan por una confrontación nuclear?

Naturalmente, este sería el escenario más peligroso para todos nosotros, porque implicaría que, si la escalada a través de “medios tradicionales” (propaganda de guerra y atraer a Rusia para que responda militarmente) no tiene éxito, lo más probable es que se produzca una importante bandera falsa. achacada a Rusia. Si, por ejemplo, no se puede lograr que la población en general apoye una guerra más amplia utilizando propaganda, se podría implementar una importante operación de bandera falsa. En la práctica, cualquier escalada, en este escenario, debe ser de la escala de una detonación nuclear. En el peor de los casos, los trastornados actores de poder de la OTAN deciden que se requiere una detonación nuclear real en alguna zona poblada, como en una importante ciudad europea o rusa.

¿Cuál podría ser el objetivo de una facción de poder tan suicida? Podrían fomentar una visión omnipotente de que pueden controlar incluso una confrontación nuclear para que pueda servir a sus objetivos de, por ejemplo, establecer sistemas de control a nivel mundial. Además, simplemente hay hombres que “quieren ver el mundo arder”, aunque dudo mucho que esas personas puedan ocupar puestos gobernantes en la OTAN o en los gobiernos de las potencias Occidentales.

Esta última parte del escenario del holocausto nuclear es, naturalmente, extremadamente especulativa, y realmente todavía no se ha pensado detenidamente. Sin embargo, no debemos descartar ningún escenario, considerando la locura que parece haberse apoderado de los líderes políticos occidentales. En ese tenor, también debemos reconocer la posibilidad de un “escenario de lobo solitario”, en el que un pequeño grupo de individuos sea capaz de producir algún evento catastrófico de falsa bandera que conduzca a una represalia de un lado del conflicto con armas nucleares.

Conclusiones

Hablar con la gente común y corriente sobre la situación actual del mundo suele dar como respuesta: “esto no tiene sentido”. Estoy totalmente de acuerdo, pero esto sólo se aplica si creemos plenamente en la narrativa occidental predominante, que es que la élite mundial y la mayoría de nuestros líderes políticos son benévolos y Rusia/Putin son los “malos”.

Creo que no deberíamos rehuir ni siquiera las explicaciones más absurdas, como de que algún grupo extremadamente oculto “mueve los hilos”. Lo que sí sabemos, sin embargo, es la peligrosa dirección hacia la que nos dirigimos actualmente.

Los escenarios presentados aquí se concentraron en la OTAN porque desempeña el papel definitivo en la crisis actual. Actualmente, la OTAN está escalando, por ejemplo, construyendo bases militares justo al lado de la frontera rusa en Finlandia y con sus líderes haciendo comentarios sobre la membresía de Ucrania en la OTAN. Estos pueden ser simplemente errores extremadamente graves o acciones deliberadas para una escalada.

En este artículo se trazan los escenarios que probablemente enfrentaremos en función de las acciones de la OTAN. No son aquellos por los que a muchos les gustaría pelear, pero son a los que nos enfrentamos.

Vienen tiempos complicados, necesitamos estar informados.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com   

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