Los secretos del «dinero antiguo» para la riqueza

La mayoría de nosotros probablemente estemos familiarizados con los conceptos de “dinero antiguo” y “dinero nuevo” y cómo se relacionan con la riqueza de una familia. Pero ¿cuántos de nosotros sabemos lo que significan esas etiquetas?

El “dinero antiguo” y el “dinero nuevo” no tienen que ver sólo con la fuente de la fortuna de alguien. Más bien, estos términos describen un conjunto de comportamientos y hábitos de compra o inversión esperados.

La forma en que la gente percibe cómo gasta su dinero puede determinar en qué categoría se encuentra. En este artículo, veremos como el hábito del “dinero antiguo” ha ayudado a preservar la riqueza de muchas familias occidentales por muchas generaciones.

Esto es de especial importancia ahora, en un contexto en el que muchas creen que el mundo se dirige hacia otra crisis de liquidez o crisis financiera, de esas en las que para muchos se evaporan los ahorros y la riqueza acumulada durante toda una vida. Esto no significa que la crisis vaya a suceder mañana, pero como lo he comentado en este blog, hay señales inquietantes de que tal vez no esté muy lejos un problema económico-financiero global.

Tampoco significa que el mundo se vaya a acabar. Pero los inversionistas que no estén preparados podrían ver desaparecer grandes porciones de sus carteras; las cuales, una vez afectadas podría llevarles años reconstruirlas y muchos inversionistas simplemente no tendrán ni el tiempo ni la habilidad para recuperarse esas pérdidas.

¿Pero cómo te preparas para un escenario de esas características? Quizás quieras empezar observando cómo el “dinero antiguo” preserva su riqueza. De eso precisamente se trata el artículo de James Rickards publicado el pasado 23 de mayo en el portal de DailyReckoning.com y titulado “El secreto del «dinero antiguo» para la riqueza”.  

Rickards comienza recordando que en una fresca tarde de otoño de 2012, participó en una cena privada en Roma con un pequeño grupo de los inversionistas más ricos del mundo. Cenaron en el Palazzo Colonna, un palacio privado que ha sido propiedad de una familia durante 31 generaciones o 900 años. Sus compañeros de cena eran principalmente europeos, algunos asiáticos y relativamente pocos de Estados Unidos.

Entre mármol, oro, pinturas y arquitectura palaciega, durante la cena reflexionó sobre el significado del “dinero antiguo” en comparación con la multitud de personas que viven de acuerdo a los estándares del “dinero nuevo”, mismos que se reúnen para tomar cócteles cerca de su casa de Connecticut, en la que vivía en ese momento.

Dinero antiguo versus dinero nuevo

El dinero antiguo ha demostrado que sabe cómo preservar la riqueza durante siglos, mientras que los dueños del dinero nuevo están ocupados comprando yates, carros de lujo, aviones y vacaciones exóticas.

Estados Unidos es una nación relativamente joven, por lo que el “dinero antiguo” tiene generalmente unos 150 años y las fortunas datan de mediados del siglo XIX. Las familias de esta categoría incluyen los Vanderbilt, los Rockefeller y los Carnegie.

Algunas fortunas familiares estadounidenses tienen casi 200 años. Pero la mayor parte de la gran riqueza actual no es antigua en absoluto, lo que provoca cierto desdén por parte de sus contrapartes europeas.

La mayor parte de la riqueza de los multimillonarios estadounidense proviene de su éxito de los últimos 30 a 50 años, incluidos Mark Zuckerberg, Steve Jobs, Jeff Bezos y Warren Buffett.

Sin embargo, en el otoño de 2012, en Roma James Rickards estaba departiendo en un castillo que simbolizaba la fortuna familiar de 900 años aún intacta. Ahí se encontraba la riqueza familiar que había sobrevivido a la Peste Negra, la Guerra de los Treinta Años, las guerras de Luis XIV, las Guerras Napoleónicas, las dos guerras mundiales, el Holocausto y la Guerra Fría.

Sabía que la familia Colonna no era única; Había otras familias como ellas en toda Europa que mantenían un perfil bajo. Estas familias están muy felices de que Forbes 400 las pase por alto. Ese tipo de riqueza y longevidad no podría deberse simplemente a la buena suerte.

En los últimos 900 años, se juegan demasiadas cartas de la baraja como para que la suerte por sí sola sea suficiente. Tenía que haber una técnica de preservar la riqueza familiar.

¿Cómo lo hicieron?

Rickards narra que se volteó hacia una llamativa morena italiana que estaba a su derecha y le preguntó: “¿Cómo puede una familia conservar su riqueza durante tanto tiempo? Desafían las probabilidades. Debe haber un secreto”.

Ella sonrió y dijo: “Por supuesto. Es fácil.» Simplemente invierte en «las cosas que duran».

Agregó que el secreto era “un tercio, un tercio y un tercio”.

La morena hizo una pausa, sabiendo que necesitaba explicar más, y continuó: «Te quedas con un tercio en tierra, un tercio en arte y un tercio en oro». Su consejo sigue la primera regla de cualquier inversionista inteligente: la diversificación.

Ella quiso decir que la riqueza de uno, debería asignarse un tercio a la tierra, un tercio al oro y un tercio a las bellas artes (por supuesto, se necesita mantener algo de efectivo para los costos operativos y algunas inversiones de negocios, lo cual también están bien).

Pero el “dinero antiguo” muestra que la verdadera preservación de la riqueza proviene del arte, el oro y la tierra, más que de las acciones y los bonos.

Eso no significa que no debas poseer acciones y bonos. Al contrario, deberías tenerlos… yo mismo los tengo. Pero para preservar la riqueza a largo plazo, también debes dedicar una parte de tu cartera a los activos en los que se invierte el «dinero antiguo».

Muchos de mis lectores saben que se les recomienda mantener el 10% de sus activos invertidos en oro y que también he escrito sobre la economía del arte.

Pero hay otro antiguo activo monetario que quizás también quieras considerar: los diamantes.

Los diamantes son para siempre

El cliché de las campañas publicitarias acerca de que los diamantes son «para siempre» suena cierto. Y, lo que es más importante, es que ya no es sólo un activo refugio para los súper ricos. Los diamantes son un activo con valor de reventa que cumple el objetivo de proteger a los inversionistas.

Como escribe el estratega Yoni Jacobs, mientras los inversionistas centran su atención en el oro y la plata (por buenas razones), pierden importantes beneficios de los diamantes.

Considere estas cuatro razones que enumera sobre por qué los diamantes son una buena inversión:

1. Valor más alto por unidad de peso. Los diamantes son los artículos más valiosos del mundo. Y son los más portátiles. Una pequeña cantidad de diamantes puede hacerte rico. Por tanto, esta portabilidad es fundamental para almacenar patrimonio en caso de emergencia. ¿Preferirías llevar unos cuantos diamantes en un bolso pequeño o tener que llevar lingotes de oro?

2. Los diamantes tienen uso industrial. Al tener la mayor dureza y conductividad térmica de cualquier material a granel, los diamantes poseen un gran valor para uso industrial. De hecho, el 80% de los diamantes extraídos se utilizan industrialmente. Muchos inversionistas piensan que el valor de los diamantes se basa únicamente en la demanda y la especulación. La realidad es que cumplen un importante propósito industrial.

3. Necesario para el crecimiento global. Dado que en muchos países emergentes se están desarrollando proyectos de infraestructura, es necesario construir carreteras y autopistas. Los diamantes se utilizan en muchas herramientas para cortar piedra, construir carreteras y otras tecnologías. La demanda de diamantes utilizados en estos proyectos en curso aumentará, lo que ocasionará un alza en su precio.

4. Los diamantes tienen valor emocional. El valor que dan los diamantes como regalo es inconmensurable. Ya sea para anillos de compromiso, regalos de aniversario o regalos del Día de San Valentín, los diamantes siempre serán un activo valioso y muy solicitado para las relaciones emocionales en todo el mundo. La portabilidad de los diamantes puede ser una de las cosas más importantes a considerar mientras el mundo enfrenta turbulencias.

No tiene precio

En alguna crisis futura, cuando el oro haya subido a 10 ml dólares la onza, ¡un peso similar de diamantes te llevaría al rango de las decenas de millones!

Y al igual que la tierra, el oro o el arte, los diamantes no son digitales. No pueden ser eliminados por cortes de energía, congelaciones de activos, hackeos o ciberbrigadas. Esto es crucial en una época en la que se avecinan monedas digitales de los bancos centrales (CBDC) o, como las llama Rickards en el contexto estadounidense, “Biden Bucks”.

La mayor diferencia entre los diamantes y el oro es que el mercado del oro es mucho más grande. El oro es una inversión más líquida a la que es más fácil asignarle un precio. Pero eso está cambiando en estos momentos.

De hecho, este año el segundo mayor regulador aprobó el lanzamiento de la comercialización de commodities de diamantes en bolsa. Es una señal de la creciente demanda de alternativas al efectivo como depósito de riqueza.

Con esta entrega no se sugiere que salgas corriendo a comprar diamantes. Hay muchos factores que contribuyen al valor de un diamante. Necesitas hacer tu tarea y tal vez solicitar asistencia profesional.

Pero si deseas crear una cartera que pueda resistir el paso del tiempo de acuerdo a los preceptos del “dinero antiguo”, debes tener en cuenta que entre los activos que debes poseer se encuentran la tierra, el oro y las bellas artes; pero si tus posibilidades los permiten, los diamantes es algo que también deberías considerar poseer.

Son tiempos de mucha incertidumbre y necesitamos estar informados.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

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