La “muerte del petrodólar” y el futuro del billete verde

Existen numerosos análisis respecto del futuro del dólar como principal moneda de reserva y de su viabilidad como divisa para la mayoría de transacciones de comercio internacional. Desde este espacio he compartido diversos de esos análisis, los cuales en su mayoría coinciden en la paulatina decadencia del dólar debido a múltiples factures económicos y geopolíticos.

Desde principios de este mes comenzó a circular el rumor (que diversos portales de noticias informaron ampliamente como cierto) de que el gobierno de Arabia Saudita había permitido que expirara su acuerdo de petrodólares con Estados Unidos. ¿Pero qué tan cierta es esa “noticia” que muchos hemos estado leyendo? ¿Qué tan cerca está el colapso del billete verde y cuál es la divisa que puede reemplazarlo? Esos son los temas que quiero abordar en esta entrega.

En este sentido, quiero comenzar haciendo referencia al artículo de Vijay Prashad publicado el 25 de junio en Consortium News y titulado “El reinado del dólar y un mes de rumores”.

Prashad comienza señalando que el acuerdo de petrodólares entre Arabia Saudita y Estados Unidos, firmado en 1974, es bastante sencillo y satisface varias necesidades del gobierno estadounidense:

Estados Unidos compra petróleo a Arabia Saudita,

Arabia Saudita usa ese dinero para comprar equipo militar a fabricantes de armas estadounidenses,

Los dólares recibidos por Arabia Saudita son invertidos en bonos del Tesoro estadounidense,

Los estadounidenses retienen los ingresos del petróleo.

Este acuerdo para reciclar las ganancias del petróleo en la economía estadounidense y el sistema bancario occidental se conoce como el sistema del petrodólar.

Este acuerdo no exclusivo entre los dos países nunca requirió que los saudíes limitaran sus ventas de petróleo a dólares o que invirtieran sus ganancias petroleras exclusivamente en títulos del Tesoro estadounidense (de los cuales posee una considerable cantidad de 135,900 millones de dólares) y en bancos occidentales. De hecho, contrario a lo que se piensa, los sauditas son libres de vender petróleo en múltiples monedas, como el euro, y participar en plataformas de moneda digital como mBridge, una iniciativa de prueba del Banco de Pagos Internacionales y los bancos centrales de China, Tailandia y los Emiratos Árabes Unidos (EAU).

Sin embargo, el rumor de que este acuerdo de petrodólares que duró décadas había llegado a su fin refleja la expectativa generalizada de que se avecina un cambio sísmico en el sistema financiero que derrocará el régimen del dólar y Wall Street. Fue un rumor noticia falsa, pero llevaba consigo una verdad sobre las posibilidades de un mundo post-dólar o desdolarizado.

La expansión de los BRICS

La invitación extendida a seis países para unirse al bloque BRICS (conformado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) en agosto de 2023 fue una indicación más de que ese cambio para un mundo desdolarizado está en marcha. Entre estos países se encuentran Irán, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, aunque Arabia Saudita aún tiene que finalizar su membresía.

Con su membresía ampliada, el grupo de los BRICS+ incluiría a los dos países con la mayor y segunda mayor reserva de gas del mundo (Rusia e Irán, respectivamente) y los dos países que representaron casi una cuarta parte de la producción mundial de petróleo (Rusia y Arabia Saudita, de acuerdo con cifras de 2022).

La apertura política entre Irán y Arabia Saudita, mediada por Beijing en marzo de 2023, así como las señales de que los aliados de Estados Unidos, E.A.U. y Arabia Saudita, buscan diversificar sus vínculos políticos, demuestran el posible fin del sistema del petrodólar. Ése fue el trasfondo del rumor a principios de este pasado mes de junio.

Sin embargo, esta posibilidad no debe exagerarse, ya que el régimen Dólar-Wall Street permanece prácticamente intacto y significativamente poderoso.

Los datos del Fondo Monetario Internacional (FMI) muestran que, en el último trimestre de 2023, el dólar estadounidense representó el 58.41% de las reservas de divisas asignadas, mucho más que las reservas en euros (19.98%) y yenes japoneses (5.7%), la libra esterlina británica (4.8%) y el renminbi o yuan chino (por debajo del 3%).

Mientras tanto, el dólar estadounidense sigue siendo la principal moneda de facturación en el comercio mundial, con un 40% de las transacciones comerciales internacionales de bienes facturadas en dólares a pesar de que la participación de Estados Unidos en el comercio mundial es sólo del 10 por ciento.

Si bien el dólar sigue siendo la moneda clave, enfrenta desafíos en todo el mundo, ya que la participación del dólar estadounidense en las reservas monetarias asignadas ha disminuido de manera gradual pero constante durante los últimos 20 años.

Tres factores están impulsando la desdolarización:

• La falta de fortaleza y potencial de la economía estadounidense que comenzó desde la Tercera Gran Depresión en 2008;

• El uso agresivo de sanciones ilegales (especialmente sanciones financieras) por parte de Estados Unidos y sus aliados del Norte Global contra una cuarta parte de los países del mundo  (Rusia, el caso más relevante);

• Y el desarrollo y fortalecimiento de las relaciones entre los países del Sur Global, especialmente a través de plataformas como los BRICS.

En 2015, los BRICS crearon el Nuevo Banco de Desarrollo (NDB por sus siglas en inglés), también conocido como Banco BRICS, para navegar en un régimen posterior al del dólar-Wall Street y generar facilidades para promover el desarrollo en lugar de la austeridad.

La creación de estas instituciones BRICS y el mayor uso de monedas locales para pagar el comercio transfronterizo crearon una expectativa de una desdolarización acelerada. En la cumbre de los BRICS de 2023 en Johannesburgo, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, reiteró el llamado a aumentar el uso de monedas locales y tal vez crear un sistema monetario denominado en los BRICS.

Ha habido un gran debate sobre la desdolarización entre quienes han trabajado en las instituciones BRICS y en los grandes países interesados ​​en la desdolarización, como China, sobre su necesidad, sus perspectivas y las dificultades de encontrar nuevas formas de mantener reservas de divisas y facturar el comercio global.

El número más reciente de la revista internacional Wenhua Zongheng, en una colaboración entre el Tricontinental Institute for Social Research y Dongsheng, está dedicado a este tema. A continuación, algunos puntos relevantes:

En la introducción a “Los BRICS y la desdolarización: oportunidades y desafíos” (volumen 2, número 1, mayo de 2024), Paulo Nogueira Batista Jr., primer vicepresidente del NDB (2015-2017), resume sus considerables reflexiones sobre la importancia de alejarse del régimen Dólar-Wall Street y sobre las dificultades políticas y técnicas de tal transición.

Afirma que los BRICS son un grupo diverso de países con fuerzas políticas muy diferentes a cargo de los diferentes estados que o conforman. Las agendas políticas de sus miembros –incluso con el nuevo estado de ánimo en el Sur Global– son particularmente diversas en lo que respecta a la teoría económica, y muchos de los estados BRICS siguen comprometidos con fórmulas neoliberales mientras que otros buscan nuevos modelos de desarrollo.

Uno de los puntos más importantes planteados por Nogueira es que Estados Unidos “con toda probabilidad utilizará todos los instrumentos a su disposición para luchar contra cualquier intento de destronar al dólar de su condición de eje del sistema monetario internacional”.

Estos instrumentos incluirían sanciones y amenazas diplomáticas, todo lo cual socavaría la confianza de los gobiernos que tienen compromisos políticos más débiles y no están respaldados por movimientos populares comprometidos con un nuevo orden mundial.

La desdolarización había avanzado a un ritmo muy lento hasta 2022, cuando los países del Norte Global, como parte de las sanciones por la invasión a Ucrania, comenzaron a confiscar los activos rusos por casi 300 mil millones de dólares, depositados en el sistema financiero Dollar-Wall Street. Tras esta medida, la ansiedad se extendió por muchos países (no tan proclives a las políticas occidentales) respecto de la seguridad de sus activos depositados en los bancos norteamericanos y europeos.

Aunque esta confiscación no era nueva (Estados Unidos ya lo había hecho antes con Cuba y Afganistán, por ejemplo), la escala y la gravedad de estas confiscaciones operaron como una medida “destructora de la confianza”, como dice Nogueira.

A la introducción de Nogueira le siguen tres ensayos de destacados analistas chinos sobre los cambios actuales en el orden mundial. En “¿Qué está impulsando el debate de los BRICS sobre la desdolarización?”, el profesor Ding Yifan (investigador principal del Instituto Taihe de Beijing) explica las razones por las que muchos países del Sur Global ahora buscan comerciar en monedas locales y deshacerse de su dependencia del régimen Dólar-Wall Street.

Destaca dos factores que ponen en duda si el dólar podrá seguir sirviendo como moneda ancla:

primero, la debilidad de la economía estadounidense debido a su dependencia del gasto militar por encima de su inversión productiva (la primera de las cuales representa el 53.6 por ciento del gasto militar total mundial) y, segundo, el historial de incumplimiento de contrato de Estados Unidos.

Al final de su artículo, Ding reflexiona sobre la posibilidad de que los países del Sur Global acepten el renminbi o yuan chino (RMB) como moneda de referencia, ya que las capacidades manufactureras de China hacen que el RMB sea valioso como forma de comprar productos chinos.

Sin embargo, en su ensayo “Las reservas de divisas de China: desafíos de seguridad pasados ​​y presentes”, el profesor Yu Yongding (miembro de la Academia China de Ciencias Sociales) se muestra cauteloso sobre la posibilidad de que el RMB suplante al dólar.

Para que el RMB se convierta en una moneda de reserva internacional, sostiene Yu, “China debe cumplir una serie de condiciones previas, incluido el establecimiento de un mercado de capitales sólido (especialmente un mercado de bonos del Tesoro chinos profundo y altamente líquido), un régimen de tipo de cambio flexible, libre intercambio de flujos de capital fronterizos y crédito a largo plazo en el mercado”.

Esto significaría que China tendría que abandonar sus controles de capital y comenzar a ofrecer bonos del Tesoro en RMB a compradores internacionales. La internacionalización del RMB, sostiene Yu, “es un objetivo que vale la pena perseguir”, pero no es algo que pueda lograrse en el corto plazo.

¿Entonces, a dónde vamos desde aquí? En su artículo “De la reducción de riesgos a la desdolarización: la moneda BRICS y el futuro del orden financiero internacional”, el profesor Gao Bai, que enseña en la Universidad de Duke en Estados Unidos, coincide en que existe una necesidad apremiante de superar al régimen dólar-Wall Street y que no hay un camino fácil a seguir en este momento.

El uso de la moneda local se ha ampliado (por ejemplo, entre Rusia y China, así como entre Rusia y la India), pero esos acuerdos bilaterales son insuficientes.

Cada vez más, como muestra un informe reciente del Consejo Mundial del Oro, los bancos centrales de todo el mundo han estado comprando oro para sus reservas y, por tanto, elevando su precio (actualmente el precio al contado del oro supera los 2,300 dólares por onza, muy por encima de los 1,200 dólares por onza de 2015).

Si no hay una moneda disponible inmediatamente para suplantar al dólar estadounidense, argumenta Gao, entonces los países del Sur Global deberían establecer un “valor de referencia para los acuerdos en sus monedas locales y una plataforma de intercambio para respaldar dichos acuerdos. La gran demanda de tal valoración brinda una oportunidad para la creación de una moneda BRICS”.

El nuevo número de Wenhua Zongheng ofrece una evaluación clara y reflexiva de los problemas del régimen del dólar-Wall Street y la necesidad de una alternativa. La amplia gama de ideas que están sobre la mesa reflejan la diversidad de debates que tienen lugar en los círculos políticos de todo el mundo. Estamos interesados ​​en resumir estas ideas y probar su viabilidad técnica y su viabilidad política.

Es importante señalar que dos de los países BRICS han elegido nuevos gobiernos este año.

En India, el gobierno de extrema derecha encabezado por el Primer Ministro Narendra Modi regresa al poder, pero con un mandato muy reducido. Dado que el gobierno de Modi ha propuesto una política de “interés nacional”, es probable que continúe desempeñando un papel en el proceso BRICS y utilizando monedas locales para comprar bienes como el petróleo ruso.

Mientras tanto, la alianza gobernante de Sudáfrica, encabezada por el Congreso Nacional Africano (ANC por sus siglas en inglés), ha formado un gobierno con la derechista Alianza Democrática, que está comprometida con el imperialismo estadounidense y no está interesada en la agenda de los BRICS. Con la probable entrada de Nigeria a los BRICS, el centro de gravedad del bloque en el continente africano podría desplazarse hacia el norte.

Conclusiones

Para el corto y mediano plazos, me parece que lo más probable es que el dólar siga siendo la moneda prominente en el comercio y las finanzas globales tal y como sucede ahora. Sin embargo, es posible que se produzca una mayor diversificación dentro de la facturación comercial, donde se utilizan cada vez más las monedas locales o las monedas regionales dominantes, como el renminbi, el rublo y la rupia.

A más largo plazo, este aumento del comercio en moneda local podría reducir el papel más amplio del dólar en el sistema financiero mundial. Pero aún quedan grandes obstáculos para reducir la hegemonía del dólar, mismos que se abordan en esta entrega.

Parece que estamos muy lejos de encontrar una ruta para eludir el sistema basado en el dólar y hay dudas de que quienes tienen las mayores probabilidades de lograrlo, tengan la voluntad de emprender las reformas necesarias para desarrollar la calidad institucional y la profundidad del mercado de capitales que aumentarían su capacidad para absorber flujos de capital a través de canales más tradicionales. Sin embargo, si se lograran avances en estos frentes, se podría dar paso a algo más parecido a un sistema multimoneda.

Como lo he mencionado en pasadas entregas, las acciones de Estados Unidos podrían conducir a una desaparición autoinfligida del dólar. Si bien no se aborda en esta entrega, la posibilidad de un impago técnico –provocado por la imposibilidad de renegociar el techo de la deuda estadounidense– o una degradación significativa de las instituciones estadounidenses podrían debilitar la posición del dólar y abrir la puerta a que otras monedas obtengan una posición más dominante.

Hay mucho escrito que profetiza la muerte del dólar por la elevada inflación que padece, pero al día de hoy dólar no ha perdido su brillo. No conozco a alguien que no esté dispuesto a tomar los billetes verdes como medio de pago. Esta historia continuará.

Son tiempos de mucha incertidumbre y necesitamos estar informados.

Alejandro Gómez Tamez*

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

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